Mateo 7:15, 16
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Filipenses 3:2
Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los
mutiladores del cuerpo.
Isaías 56:10, 11
Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros
mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los
pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada
uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
Gálatas 5:14
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también
no os consumáis unos a otros.
Gálatas 5:24-26
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos. Si vivimos por el Espíritu,
andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos
unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Santiago 3:13-17
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena
conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en
vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende
de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra
perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin
incertidumbre ni hipocresía.
Apocalipsis
22:15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los
fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.
Apocalipsis 9:20,
21 Y los otros hombres que no fueron muertos con
estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron
de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de
piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni
de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.
2 Timoteo 4:3, 4
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, y apartarán de la
verdad el oído y se volverán a las fábulas.
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